PEDOFILIA Y ORGULLO. ¿"LOVE IS LOVE"?

Por Abra Gadea

Cartel visto en Canadá


En este cartel puede leerse:

"Los pedófilos también son personas.
Amor es amor."

Todo ello sobre la bandera de la lucha por los derechos lgtb, como si de una orientación sexual más se tratase. Amor es amor, siempre y cuando los integrantes de la relación lo sientan así y sean plenamente conscientes de lo que significa el amor y el sexo y tengan capacidad no sólo de consentir sino de desear. Esto suele estar presente en una relación entre gays, lesbianas y bisexuales.

Cuando se utiliza el lema "amor es amor" para vincular la pedofilia con la lucha por la libertad sexual de las personas no heterosexuales se está intentando legitimar el abuso, pues una relación entre un adulto sexualmente maduro y un menor en etapa de desarrollo siempre será una relación abusiva en la que el adulto ejerce su poder para someter y violar a una persona que aún no puede consentir.

A esto lleva la política lgtb basada en el deseo. Todo lo que suponga deseo y sexo se legitima sin más consideración al impacto que la expresión de ese deseo ejerza sobre la colectividad. Me gusta, lo hago y "a quién le importa".

Bajo ese discurso individualista y neoliberal se están amparado movimientos como el pedófilo, que no es que sean transgresores (la pedofilia ha estado siempre presente en la sociedad, a las niñas se las sigue casando apenas llegan a la primera menstruación) sino claramente lesivos para los derechos ajenos, en este caso, el derecho de niños y niñas a un desarrollo sano y a su integridad física y emocional. Por lo tanto no es comparable a la situación legal de personas atraídas por adultos del mismo sexo.

Por este motivo, por esa equiparación absurda y a la vez torticera entre pedofilia y homosexualidad deberían ser los propios miembros del colectivo lgtb quienes pararan esta locura y decidieran apartarse de semejantes polizones. Amor es amor pero una violación nunca podrá llamarse amor.

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