SIEMPRE Y NUNCA ES TARDE PARA EMPEZAR A SER FEMINISTA


Llegué al feminismo antes de ayer. Y digo feminismo, sin apellido, porque para mí el único que existe es el feminismo radical, no hay otro. La palabra ‘radical’ viene del latín ‘radicalis’ y significa ‘relativo a la raíz’. Es decir, ser feminista significa excavar en la arena, con las uñas pintadas  si hace falta, para desenterrar el germen del patriarcado y arrancarlo de raíz. No es suficiente con cortarle las espinas y decir que la rosa es menos rosa. Según la RAE, ‘radical’ significa ‘fundamental’ y ‘partidario de reformas extremas’, con lo que ya tendríamos definida la esencia de todo feminismo. Pero he venido a hablaros de contradicciones. Como acabo de llegar al feminismo hace poco (o mejor dicho, el feminismo acaba de llegar a mí) me encuentro constantemente dividida entre la vigilante y la vigilada (como diría John Berger). De repente, es como si todo mi imaginario y todas mis certezas estuvieran sometidas a juicio. Al juicio del feminismo, de la sororidad, del empoderamiento. Y os aseguro que no siempre salgo bien parada. Llegar al feminismo significa vivir constantemente en la contradicción: aceptar que has nacido en una sociedad que te ha educado en el machismo más salvaje y a la vez más sutil, aquel que consigue parasitar tu forma de estar en el mundo para que te creas que todos esos comportamientos, valores y sentimientos son egosintónicos (es decir, que van acordes con tus necesidades y objetivos). Sin embargo, ponerse las gafas moradas del feminismo consigue que todos esos constructos pasen como productos de supermercado por una caja registradora. Y aquellos que están en conflicto con nuestros objetivos, es decir, los pensamientos y dogmas egodistónicos generados por el patriarcado, comienzan a pitar. Y en ese momento toca decidir qué concesiones nos hacemos para poder sobrevivir. Desde luego que lo más ‘trascendental’ que podemos concedernos son cosas al final banales como decidir si nos seguimos maquillando o nos rapamos el pelo. No hay concesiones en prostitución, en sexualidad, en violencia, en género, en discriminación
Quizá no ha llegado pronto. Pero ha llegado para quedarse y dinamitarlo todoSiempre y nunca es tarde para empezar a ser feminista.

Colom Bine

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