NINGUNA MASCULINIDAD



Por Cater Pillar

Con el auge del feminismo proliferan entre los hombres los cursos y grupos de trabajos sobre nuevas masculinidades y masculinidades alternativas. No somos pocas las feministas que vemos erróneos estos conceptos, por lo que me he animado a escribir una pequeña reflexión al respecto.
Para que la sociedad sea capaz de cuestionarse el sistema de desigualdad sexual al que se ha llamado patriarcado es muy necesario hacer entender primero cómo se nos educa de manera diferente a las mujeres y a los hombres, cómo el género se construye en unos códigos de dominio y sumisión y cómo se valora como cualidad positiva en la mujer (tanto en lo doméstico, como en el sexo y también en el amor) aquello que la hace vulnerable respecto de su pareja y en el hombre todo lo contrario (lo que le hace dominante). Además, el deseo y el mundo de los sentimientos subjetivos debe dejar de ser incuestionable; ésta creo que es la gran trampa que perpetúa la sumisión sexual de las mujeres, ya que no puedes desear la igualdad y al mismo tiempo no estar dispuesto a deconstruir un deseo basado en el imaginario de la mujer humillada y sumisa. ¿Es necesario o inevitable un imaginario colectivo sobre las fantasías sexuales? ¿Surge de manera natural en una civilización, o es una herramienta de opresión más?. Sobre esto me gustaría extenderme más otro día.
Es imprescindible que el conjunto de la sociedad entienda el machismo como algo estructural: un entramado de mecanismos encaminados al fin de que los hombres obtengan una plusvalía de las mujeres que empieza, y de hecho se basa, en la socialización y en los mitos culturales. Creo que el gran problema al que se enfrenta la lucha feminista es que más allá del feminismo radical se analiza cada situación machista individualmente, desarticulando los elementos de un sistema para juzgar cada uno por separado, llegando a veredictos individuales sobre la gravedad de cada elemento, cuando el patriarcado es un sistema de opresión, no un conjunto de actitudes machistas. Al analizar cada elemento sin articular, no se puede juzgar su interrelacionalidad ni la sinergia que crean estos elementos entre ellos. 
Cuando entiendes el género como la herramienta social para perpetuar la desigualdad sexual, no tienen cabida las “nuevas masculinidades”. La unica diferencia natural entre hombres y mujeres es física, reproductiva y sexual. Lo masculino y lo femenino son conceptos sociales. No creo en la existencia de las almas, ni siquiera para poder dividirlas en rosas y azules. La masculinidad y la feminidad se crean por socialización (por eso aunque existen en todas las culturas y siempre con el mismo fin, en diferentes culturas tienen diferentes expresiones) y no se crean arbitrariamente para hacer el mundo más colorido y variado, sino para someter a las mujeres al servicio de los hombres. El género es una imposición ligada al sexo, no una elección, y por tanto también se penaliza a los hombres que quieren salirse del rol masculino tradicional (lo que no significa que el sistema los oprima, pues la opresión no es simple discriminación sino que implica siempre la extracción de una plusvalía al oprimido). 

La masculinidad y la feminidad no tienen una esencia innata, no son ni más ni menos que las diferentes formas de vestir, de acicalarse, de expresarse, los gustos en cuanto al ocio, los protocolos sociales diferenciados, las ideas preconcebidas sobre lo que se espera de cada uno, la forma de mirar al otro sexo, etc, y todas estas cuestiones están al servicio del patriarcado. Esta herramienta de opresión la mayoria de las veces se presenta con un barniz atractivo: El género siempre prefiere imponerse por las buenas con palmaditas en la espalda y halagos cuando te ajustas a él, pero si no es suficiente se impone por la fuerza mediante el mecanismo de la discriminación hacia los hombres y a las mujeres que no se adecuan a él en la medida que el sistema decide. 

Crear nuevas masculinidades no creo que sea más que una forma de desviarse del camino de la igualdad: el que acaba en la abolición del género. Hay quien dice que esta meta es una utopía y que mientras tanto hay que ir haciendo algo, pero es que el mecanismo de transformar el género ni siquiera se dirige a paliar la desigualdad, pues cuanto más disfracemos la diferencia de algo benévolo más la invisibilizamos y más complicada será su eliminación. Estos juegos de transformación del género más bien parecen una adaptación de la desigualdad a los nuevos tiempos. ¿Qué sentido tiene mantener esta diferenciación más allá de lo biológico en una sociedad sin jerarquía sexual?
Quizás algunos vean el desarrollo de una nueva masculinidad como un parche necesario en el largo camino hacia la igualdad, pero por mi parte creo que los hombres mejor que deconstruir la masculinidad deben ceder el monopolio del poder, y cuando el poder esté equitativamente repartido, las diferencias sociales en base al sexo (léase feminidad y masculinidad) carecerán de sentido. 

Comentarios

  1. Coincido con el artículo, aquí desarrollo una propuesta al respecto https://maudimeo9.wordpress.com/2022/11/12/por-que-una-masculinidad-critica-de-genero/

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